miércoles julio 17 de 2024

UNO Y DOS

26 febrero, 2016 Opinión

Augusto León Restrepo Ramírez

Por Augusto  Leòn Restrepo

UNO

El Doctor Rodrigo Uprimny es un reconocido jurista y Académico, cuyas opiniones  sobre el acontecer nacional son serenas e inteligentes. Por ejemplo, en unas pocas frases me ha resumido lo que pienso sobre la propuesta de la guerrilla y del Partido Centro Democrático en relación con una inoperante Asamblea Nacional Constituyente, como candado del conflicto armado y como posibilidad de un nuevo contrato social que refunde el decaecido Estado colombiano.

Dice el Dr. Uprimny  en la Revista Semana, que no tiene sentido que se convoque una constituyente para redebatir todo lo que se acuerde en La Habana. La experiencia internacional es que las constituyentes para cerrar la guerra terminan por volverse espacios de confrontación y no de pacificación. Vamos a ver, además, las dificultades de orden práctico, pragmatismo que llaman, que indican que esa fórmula a lo que lleva es a una discusión eterna, retórica, discursiva, grecolatina, sobre búsqueda de la perfección para las soluciones inmediatas que se requieren, si es que que queremos darle una orientación definitiva a la frágil e inconsistente democracia colombiana y termine el uso de las armas para obtener fines políticos.

Si los discursos  pasados de moda de Timochenko y sus carnales nos tienen hasta  la coronilla , ¿se imaginan estos actores en un escenario con cámaras y  micrófonos, dándole vueltas y revueltas a las trilladas alocuciones que ya han pronunciado en La Habana ? . Claro que yo los prefiero  en el Congreso o en la Constituyente que pretenden, echando lengua , vestidos igualito al Senador Iván Cepeda y no en los campos y ciudades asesinando soldados y volando pueblitos con sus ametralladoras y tatucos. Pero no nos perdamos.

Miren el trayecto, el camino culebrero que implica darle gusto a la guerrillada y al uribismo , que en una extraña coincidencia , quieren una Constituyente como cierre de la terminación del conflicto armado en vez del plebiscito propuesto por el gobierno. Según Uprimny la Constituyente es un mal mecanismo para refrendar porque tiene muchos obstáculos jurídicos y toma mucho tiempo.

Habría que sacar una ley que exigiría ponerse de acuerdo en la composición y competencia de la constituyente. Luego una revisión previa por parte de la Corte Constitucional que duraría varias semanas. Luego una primera votación para aprobar la convocatoria , que requiere un umbral altísimo: votos a favor que superen el 33 por ciento del censo electoral, es decir, mas de 11 millones de votos a favor. Y hasta aquí Rodrigo Uprimny. ¡ Ah ! Y revocatoria del Congreso, porque Constituyente y Congreso, en funciones al mismo tiempo, como que no me suena.

DOS

Si alguien quiere conocer en apretada síntesis lo que han sido los conflictos armados , desde los inicios de nuestra vida institucional como Estado y su consiguiente supuesta solución constitucional en la historia colombiana, léase  La Guerra y el Contrato Social en Colombia, de William Ramírez Tobón, 2015, editado por Penguin Random House con colaboración del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional y en especial los capítulos titulados El fetichismo constitucional, El contrato social independentista y, El constitucionalismo posbélico. Analiza Ramírez Tobón » la bobería e ingenuidad «, consistente en creer que la concreción de la vida social y política termina transferida a la abstracta normativa del derecho, en contratos sociales de orden constitucional, que  aspiraban o aspiran a sellar la paz, como ungüento milagroso, en especial en el siglo XIX,  » nada menos que nueve  guerras civiles, catorce guerras regionales, con diez constituciones generales y cinco provinciales. Con cada guerra asomaba una nueva constitución – cada conflicto buscaba acreditar su propio  contrato social – cuyo desconocimiento propiciaba la siguiente fase de hostilidades….». Y concluye el historiador y politólogo  caldense : »  ¿ Habremos entrado por fin a la historia de la paz en Colombia ? . Una pregunta pertinente de cara a un largo proceso histórico marcado por una interminable sucesión de enfrentamientos bélicos, que, una vez resueltos, vuelven a emerger dentro de una cadena en la que el posconflicto termina por ser la incubación de una mueva contienda.

Es así como la guerra y el contrato social se han convertido a lo largo de nuestra historia nacional en una sucesiva y previsible fórmula de comportamiento político mediante la cual todo fin de contienda armada es el comienzo fundacional de una nueva república. De ahí que el siempre presto recurso de la guerra termine por lo general complementado con la consiguiente pócima del contrato social. Pero un contrato social a cuyo producto inmediato, la carta constitucional, se le ha encomendado la nunca alcanzada tarea de arbitrar las controversias ciudadanas.

Con consecuencias  por lo general catastróficas: guerras que nunca dan ni victorias ni pérdidas definitivas y cuyos contratos posbélicos terminan por ser simples e infructuosas constancias constitucionales….El contrato social no es, pues, un enunciado o una fórmula mágica sino la seguridad colectiva  de que las relaciones y compromisos entre los actores de la sociedad tienen un sólido fundamento institucional. Y la reinstitucionalización de nuestro país no se logra mediante la recurrente fórmula de una nueva carta constitucional para » refundar » la república, sino a través de proyectos gubernamentales desde los cuales se resuelvan las desigualdades sociales y el atraso económico «. Como quien dice, más gobierno, más administración, más compromiso congresional, para que a través de mecanismos legales, rápidos y expeditos, se cumplan los acuerdos que surjan de La Habana y se deje de rendir culto al fetichismo constitucional. Acuerdos reformistas que,  ya lo hemos escrito en coincidencia con el pensamiento de Humberto de la Calle, debieron impulsarse desde hace décadas como solución a nuestro problemas de inequidad y atraso y que nos hubieran ahorrado las circunstancias dolorosas de una guerra con visos ahora de que llega a su etapa final.

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