sábado julio 27 de 2024

La Tercera División del Ejército Nacional tiene mujeres de acero

19 marzo, 2016 Generales

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Fotos: Mauricio Orjuela / Mindefensa

_ “Cuando nos tiraron al agua, el miedo era que la guerrera (chaqueta), por tenerla tan ceñida al cuerpo, nos fuera a causar dificultad para nadar, pero lo más tenaz no fue eso, sino inflarla para flotar y sostenernos con el resto del peso del uniforme –unos 3 kilos– por cuatro minutos”.

Así describió la subteniente Carolina Rodríguez, adscrita al comando de la Tercera División, en Popayán, la prueba de flotabilidad, uno de los seis exigentes test que 50 uniformadas del Ejército Nacional hicieron el pasado fin de semana como parte del Primer Seminario Internacional de la Mujer Militar, que se realizó en el Fuerte de Tolemaida (Tolima).

Y el esfuerzo de la subteniente Rodríguez y sus compañeras de equipo, la subteniente Paola Castillo, la cabo primero Andrea Freire, la cabo segundo Yuli Paola Páez y la cabo tercero Nelsy Johanna Pinzón, dio frutos: se coronaron campeonas de las pruebas y con ello, un viaje con todo incluido a los parques de Disney, en Estados Unidos.

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“Lo que nos hizo ganadoras, sin duda alguna, fue la unión del grupo. Porque aunque hubo cosas en un comienzo que no sabíamos, lo hicimos muy bien”, contó Rodríguez, de 31 años.

A lo que se refiere a la oficial es que ninguna de las 50 mujeres de 10 divisiones del Ejército que llegaron a Tolemaida tenían conocimiento que dentro del programa académico del Seminario estaban pruebas como armar y desarmar una ametralladora, canalizar un paciente o hacer funcionar un radio de comunicaciones con sintonizada y clave, correr 3,6 kilómetros en un tiempo determinado y hacer abdominales y flexiones de pecho como un lancero.

“Lo que nos ayudó a todas las que competimos fue que los instructores nos explicaron, previo a las primeras pruebas, cómo era cada una. Conocimiento que, gracias a nuestra formación, en media hora interiorizamos y que nos dejó listas para responder de la mejor manera”, explicó la subteniente Rodríguez.

Para la subteniente Jessica Londoño Rincón, de la Séptima División, con sede principal en Medellín, el hecho de haber sido tomadas en cuenta para presentar esas duras pruebas, que midieron sus capacidades físicas y mentales, fue una oportunidad para darle el valor que se merece el personal femenino militar.

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“Aunque nuestro género tiene un buen espacio en la sociedad, aún nos falta y en el caso de las mujeres militares, que somos muy pocas, tenemos que abrirnos muchísimo más campo en nuestras armas y escenarios como estos nos dan una ventana”, dijo Londoño, una de las pocas ingenieras militares del Ejército.

Según las cifras oficiales, el Ejército Nacional tiene 228.461 miembros efectivos. De ellos, 1.801 son mujeres.

El general Alberto Mejía, comandante del Ejército Nacional, resaltó el papel de la mujer en las Fuerzas Militares, rol que el Seminario Internacional coadyuvó a ponderar como un aporte valioso para la transformación que se vive dentro de la fuerza.

“Actividades como esta hacen que la mujer militar tenga una proyección profesional más elevada y al igual que los hombres de la institución, pueda ocupar importantes cargos”, indicó Mejía al cierre del primer día del evento, donde también se hizo la apertura de la primera Oficina de Género, enfocada en apoyar a las mujeres militares.

Ellas son capacidad

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Las 50 mujeres que presentaron las pruebas demostraron durante dos días que nada les queda pequeño.

Bajo el sol de eterno verano y una temperatura cercana a los 36 grados en el campo de las torres Las Trillizas, de Tolemaida, las participantes cumplieron con su tarea y hubo espacio para las barras.

Por ejemplo, las militares de la Quinta División, con sede en Ibagué, recibieron apoyo moral en cada prueba por parte de los soldados regulares adscritos a esa unidad. Con barras y carteles que decían ‘Son las mejores’ y ‘Estamos orgullosos de ustedes’, este grupo recibió toda la energía para buscar ser las mejores.

Las competidoras empezaron con la prueba de comunicaciones, que consistía en armar un radio de combate, sacar la frecuencia, introducir la clave y lograr obtener contacto con operaciones tácticas del Centro Nacional de Entrenamiento (Cenae).

Después, la prueba de armamento: el arme y desarme de la ametralladora M60, donde fueron ‘abatidos’ más de 15 arreglos de uñas que las uniformadas lucían en el seminario.

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Y hubo sangre en las pruebas. La tercera, después de la explicación detallada del coronel John Correa González, oficial del Estado Mayor del Cenae, era canalizar una ‘herida en combate’, armar una camilla con varillas y las guerreras y movilizar a la lesionada a un punto determinado. En el afán por hacerlo bien y primero, a algunas se les extravió, una y otra vez, la vena de la compañera.

Después pasaron al polígono virtual Beam hit, la única de las competencias que se realizó en espacio cerrado. Ellas debían disparar con arma larga y corta, cinco intentos en cada una, para obtener el mayor puntaje por grupo.

Antes de la prueba física, las concursantes fueron sometidas a una toma de signos vitales, peso y estatura. Posteriormente ejecutaron un trote de 362 kilómetros, flexiones de brazos y abdominales.

Finalmente, la prueba de supervivencia de combate en agua o flotabilidad, en la que cada una de ellas debía estar boyando por cuatro minutos con la guerrera, puso en vilo el físico de las concursantes.

“Fue dura esa prueba porque había que nadar hasta un punto que estaba demarcado con una cinta, luego quitarse la guerrera, inflarla y permanecer en la superficie por cuatro minutos”, recordó la subteniente Carolina Rodríguez, quien lleva cuatro años en el Ejército y en diciembre ascenderá a teniente.

El premio

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Luego de un arduo trabajo en grupo, el equipo de la Tercera División del Ejército Nacional se llevó los mayores aplausos, por ser las mejores competidoras dentro del primer Seminario Internacional de la Mujer Militar.

Sus calificaciones fueron elevadas y su rendimiento físico y mental, fuerte y sobresaliente. Estas cinco mujeres fueron condecoradas por el general Alberto Mejía con la medalla ‘Fe en la Causa’.

Además, la sorpresa final fue el premio para las ganadoras: un viaje con todo pago a Orlando (Estados Unidos), que incluye un tour por Disney y adicionalmente, cada una podrá llevar un acompañante. Pero el resto de valientes competidoras no se devolvieron a casa con las manos vacías: el general Mejía les dio la oportunidad a todas de realizar el curso de paracaidismo militar, que inicia el próximo 28 de marzo.

“Yo estoy feliz porque mi premio lo voy a compartir con mi hijo de 11 años. Además porque haré el curso de paracaidismo con mis compañeras y lo más valioso es que gracias a esta competencia, supimos de qué estamos hechas: de acero y de amor por Colombia”, puntualizó Rodríguez.

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