sábado diciembre 14 de 2024

Corferias le quedó pequeña a la Feria del Libro de Bogotá

13 mayo, 2014 Generales

Por: Carlos Castro Arias

@CCastroNoticias

Al margen de las novedades literarias, las charlas con los escritores de renombre, las oportunidades para los principiantes, los espectáculos de música, danza, teatro y hasta gastronomía peruana, la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2014 volvió a demostrar que la actual infraestructura de Corferias no es suficiente para la cantidad de personas que asisten al certamen.

La plaza de comidas, que hasta hace unos 15 años era adecuada, cada año se ve más pequeña para la cantidad de comensales. Resulta injusto y hasta reprochable que familias completas, con los platos en la mano, tengan que buscar una escalera, una saliente o un pedazo de andén para sentarse a calmar el hambre. Es entendible que por espacio no hay para donde construir hacia los lados pero si se puede hacia arriba, otros pisos sobre la actual plaza de comidas podría ser la solución.

La justificación para no ampliar es que no todas las ferias ni todos los días hay gran cantidad de visitantes pero también es cierto que, mientras Colombia se consolida como emergente a nivel latinoamericano, cada vez hay más potencial para realizar eventos de gran envergadura en Bogotá.

No todos los que llegan a una feria en Corferias son nacionales o tiene porque saber el nombre de los pabellones, además de la información sonora y grafica que los organizadores de los eventos usan, es indispensable que los pasillos internos y los externos entre pabellones estén señalizados para que cualquier visitante se pueda movilizar con facilidad.

Por su parte la Cámara Colombiana del Libro tuvo pequeñas fallas que al enmendar seguramente la FILBo será mejor, algunos escritores y espectadores se quejaron por el cambio sorpresivo en horario y lugar de sus presentaciones y lanzamientos.

Este año en la entrada del segundo piso del pabellón 8 estaban, por primera vez, las librerías tradicionales algo muy acertado para la literatura pero ubicarlas improvisadamente en la entrada significa que no hay espacio suficiente.

Un par de puntos de información de la FILBo serían ideales para los visitantes o en su defecto guías que tengan claro en dónde quedan los pabellones, restaurantes, baños, entre otros.

Evitar a toda costa que restaurantes y otros negocios anuncien sus productos utilizando música estridente y animadores ruidosos también le caería muy bien a la feria cultural más importante de Colombia.

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