Mentes siniestras
Epígrafe
“Los malvados son como las moscas que recorren el cuerpo de los hombres y sólo se detienen en sus llagas”. Jean de la Bruyere
Por: Lorena Rubiano Fajardo
Solo las mentes siniestras de los guerrilleros de las Farc les permiten seguir cometiendo actos de barbarie, porque ni siquiera les cabe el calificativo de actos de guerra, de seguir utilizando a los niños, para cometer acciones terroristas. No tienen el valor, ni la hombría de hacerlo directamente. Utilizan a los menores para matar, para violarlos, para llevarlos a una vida sexual en la selva o para ponerles minas quiebrapatas en sus escuelas o para utilizarlos como escudos humanos. Al mismo tiempo que estos sujetos negocian en La Habana envían señales de muerte al interior del país.
Lo último que nos retuerce el alma, el espíritu y nuestra dignidad, es lo que acaban de hacer en Tumaco, de engañar a unos niños para enviarlos como correos bomba, a un cuartel de policía. Los asesinos, previeron todo con frialdad y lograron que los menores identificados como Luis Sebastián Preciado Valencia, de 13 años, y Pierre Ángelo Cabezas Montaño, de 14, murieran en la acción. Las autoridades deben denunciar este acto ante la opinión pública nacional e internacional.
Estos bárbaros ya habían hecho lo mismo con un niño en el Charco, Nariño, quien también murió en el acto. Esperamos que no sean los propios hijos, de los miembros de la columna móvil Daniel Aldana de las Farc, los que sigan utilizando para estos actos criminales.
El coronel Héctor Álvarez, comandante de la Policía en Tumaco, se mostró indignado por lo que él llamó la ‘barbaridad criminal’ de esa guerrilla, “al usar los niños en la guerra, engañándolos y haciéndoles creer que manejar una granada es tan sencillo”.
Ahora parece que estos desalmados se han arrepentido de ese macabro acto y sonrientes y de viva voz, dicen que no matarán más colombianos hasta después de las elecciones y hacen ese “gesto” en favor del candidato presidente Juan Manuel Santos.
Igualmente condenamos y repudiamos la no menos atroz muerte del habitante de la calle en los alrededores de la Universidad Javeriana, Marco Tulio Sevillano, llamado “Calidoso”, a quien unos también asesinos le prendieron fuego y le causaron la muerte. Nos unimos al sentido homenaje que los estudiantes le rindieron al que en muchas ocasiones los protegió de los ladrones y les regalaba una sonrisa y unos buenos días.