miércoles diciembre 18 de 2024

La galería de los cantantes olvidados

Orlando Cadavid Correa

 Por: Orlando Cadavid 

Invitamos a este museo imaginario del arte musical a cuatro cantantes salidos de las breñas caldenses: Luis Macía, el más grande tenor colombiano de todos los tiempos; Pepe Quintero, que hizo famoso “El viento se lo llevó”, y los bambuqueros Obdulio Sánchez y José Macías, pertenecientes a la galería de los olvidados.

Luis Macía. Figura de gran importancia, se destacó cuando comenzó a tener popularidad el bolero en Colombia. Nació en Medellín el 29 de octubre de 1906. Por la misma época sus padres se trasladaron a Manizales en donde Luis realizó sus estudios en el Colegio de los Hermanos Maristas. La mudanza se produjo cuando el chico tenía siete años. Sus primeros conocimientos musicales se los impartió don Temístocles Vargas. En 1923 su familia se trasteó a Bogotá para que el joven pudiera ingresar al Conservatorio Nacional donde adelantó estudios durante seis años, para luego, en 1929, continuar su formación musical en Bruselas perfeccionando sus condiciones vocales.

Regresó al país en 1934 en momentos en que surgía la radiodifusión y su presencia fue absolutamente necesaria. Participó en los espacios estelares que La Voz de Antioquia programaba. Además, se presentaba en el espacio dominical ‘El Teatro del Aire’, y se volvió indispensable en las temporadas de ópera, en Bogotá, en las que alternó con Carlos Julio Ramírez. Cantó con el respaldo de la Sinfónica de Colombia.

Desafortunadamente Luis Macía fue muy exigente con sus condiciones vocales y solo en una ocasión aceptó grabar su voz en el disco “Cuando llegaste tú”. Pero sí quedaron grabados varios temas de programas de radio que fueron aprovechados por Hernán Restrepo Duque para hacer un disco de larga duración con algunas de sus memorables actuaciones.

Abreviando: en 1940 complementó sus estudios musicales en Nueva York y se presentó en la NBC, en donde lo pudo escuchar María Greever, que se emocionó cuando le interpretó su canción ‘Alma mía’. A su regreso, en 1956, se retiró de los escenarios y se dedicó a la enseñanza en el Conservatorio de la Universidad Nacional, hasta 1983, al jubilarse. Mientras tuvo capacidad visual, cantó en los servicios religiosos de varias iglesias bogotanas, hasta quedar completamente ciego, en 1962. Fueron sus alumnas Marta Senn y Carmiña Gallo. Falleció el 20 de mayo de 2000. Le sobreviven su esposa, la pianista Lucia Gutiérrez Portocarrero, sus cuatro hijas y varios nietos. (Aporte del historiador caldense Jaime Rico Salazar).

Pepe Quintero. Nombre de pila: Pedro José Quintero Valencia. Dice Noel Salazar Giraldo, otro historiador nuestro: Cantante nacido en Manizales, el 4 de julio de 1926. En 1940 fue integrante de la Compañía de Campitos la cual abandonó para viajar a Bogotá, donde ingresó a la Compañía de Comedias del maestro Luis Enrique Osorio, el padre del teatro colombiano. En 1959 grabó su primer LP en el que se destacaron los temas ‘El viento se llevó’ y ‘Destinos paralelos’. En 1965 grabó su segundo elepé, destacándose las versiones ‘No te mires en el río’ y ‘castillito de arena’. Antes del género español, se aplicó al estilo romántico. Murió en enero en 1993, en el barrio Santa Fe, de Armenia. Vivía en extrema pobreza. Cinco personas acudieron a su funeral.

Obdulio Sánchez. El aguadeño -que fue policía de tránsito en el Medellín antañón hasta cuando cambió el pito y el uniforme por el arte musical- formó en la Bella Villa irrepetible dupla bambuquera con Julián Restrepo que cobraba precios inalcanzables por una serenata. Nacido en Aguadas el 8 de mayo de 1906, falleció el 29 de enero de 1972, en la capital antioqueña, once años después de que pereciera en un accidente de tránsito, el 10 de abril de 1961, Julián Restrepo, su mancorna musical durante 30 años.

José Macías. Nombre de pila: José de Jesús Mazo Martínez. Apodado “El Caratejo”, hijo de Samaria, corregimiento del municipio de Filadelfia, nació el 22 de diciembre de 1912. Murió en Cali, ciudad en la que se aquerenció, el 28 de septiembre de 2003. De su acervo musical sobresalieron composiciones tan famosas como ‘Muchacha de risa loca’, que grabó Lucho Ramírez; ‘La Ruana’, ‘Ojos Miradme’ y ‘Mi raza’, en afortunado binomio con el poeta Luis Carlos González, y ‘Copito de yerbabuena’, ‘Las moras’ y ‘Alma y vida’. Grabó 18 discos de larga duración, unas veces en solitario y otras con los duetos que formó con Octavio Ríos, primero, y con Eladio Espinosa, después.

La apostilla: Cuando el notable músico Temístocles Vargas era alcalde de Manizales le encantaba llamar “Monito” al joven ingeniero Gustavo Robledo Isaza, quien para acabar de un plumazo con el molesto apelativo le dijo: “Sepa, señor alcalde, que a mí no me gusta que me llamen “Monito”, así como a usted tampoco le gusta que le digan Temístocles”

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