martes julio 16 de 2024

El día D

09 junio, 2014 Opinión

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Por: Esteban Jaramillo O

El día D… el esperado. Llega el mundial con su temperatura a tope, con todo su colorido, sus figuras, su ambiente carnavalesco, sus contradicciones sociales, sus fanáticos y detractores, las sombras corruptas y las ayudas técnicas arbitrales, tan discutidas y tan esperadas.

El mundial en la cancha, el de los jugadores, sin equipo favorito, especulativo, físico, con modelos tácticos de poco estilo, repliegues defensivos densos y rápidos, con el temor a perder prevaleciendo sobre la necesidad de ganar. Tal vez triste, a definir con jugadas de estrategia, alargues o penales, como en las últimas versiones, con sus cargas emotivas a tope, en castigo inmerecido para los atletas.

Mundial con Messi a quien ya le dieron el trono de Pele, de Maradona y Beckembauer, sin ganarlo. Trono que tanto pesa y que nadie, por méritos propios, ha vuelto a ocupar. El solo soñarlo a Messi hasta vomito le produce por la ansiedad, dicen los periodistas argentinos, los mismos que con anticipación lo han coronado. ¿Podrá este muñeco de laboratorio, de rostro inexpresivo, de sonrisa fingida y requiebres mágicos con la pelota, ser el mejor en Brasil?

El mundial de Colombia, con todas las expectativas de una selección mimada por el pueblo, sin un fuera de serie que desatore partidos o marque diferencias con sus goles, porque Falcao no está. Equipo flaco sin la pelota, pulposo con ella. Sin equilibrio medular, con calidad para rivalizar en técnica y velocidad, simpleza, sentido común y cojones: lo esperado, para evitar el ejercicio sádico que llegara, inevitablemente, por la percepción que el público tiene del resultado como prioridad. Validos son los recuerdos malditos del 94.

El mundial con los peinados estrafalarios de los futbolistas, con un agregado show de mujeres provocativas en las tribunas y en las playas, todas tan bellas, bronceadas, poca ropa y prominentes delanteras.

El de los brotes sociales, con desbordes en las manifestaciones, colapsos en el trasporte y fallas en las infraestructuras, que afearan el entorno pero no afectaran el espectáculo.

El mundial de los medios con su frenética información y vivacidad de los relatos, expertos tantos en el balón y sus adornos, que desbordaran nuestra pasión.

El mundial de la cúpula de la FIFA disfrazando con sonrisas su corrupción. De nuevo el mundial. De nuevo Colombia.

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