El Ojo del Halkón
Santos en la vaca loca
Por Rubén Darío Mejía Sánchez
Como era de sabio mi Abuelo y como decía de verdades, no puedo decir que en este momento ese catalán bonachón que vino después de la Segunda Guerra Mundial y se metió a las montañas de Antioquia, en donde conformó una familia, de la que soy orgulloso en pertenecer, decía las cosas por su nombre “cuando el trasero quiere rejo lo busca”, lo que traduzco que los colombianos somos orgullosos de que nos castiguen y nos traten mal, que digan que somos de la peor calaña, ayudamos a hacer chismes con temas negativos a nombre de nuestros semejantes y es poco lo que hacemos para hacer que un día se nos meta en la sangre el nacionalismo de los mexicanos, que abren los ojos, la boca y el corazón cuando escuchan su himno patrio, cuando muchos de nosotros nos dedicamos a reírnos o a masticar chicle.
Estoy tan lleno de temas que no sé por dónde empezar, lo que pasó el domingo anterior, cuando la democracia volvió y ganó, dejándonos como quienes tenemos una democracia de las grandes en América Latina, uno se pone a pensar porque ese deseo de destrucción entre unos y otros y porque nos sentimos tan orgullosos de ser los dueños de una guerra fratricida con más de sesenta años. En lo que llevo de vida, no he escuchado jamás que el país viva en paz y ejerciendo como periodista a veces me siento harto, de que las principales noticias sean de deshonestidad, corrupción y muerte, y que la justicia siga siendo solo para los de ruana, porque todos los que tienen dinero lo pueden comprar todo, pero un día en el minuto final no podrán comprar la vida.
Acabamos de pasar dos campañas políticas de primera y segunda vuelta para la Presidencia de la República y de verdad que da ganas de llorar, campañas sin propuestas concretas, llenas de insultos y de desprestigios los unos a los otros, hasta el punto que el ciudadano de a pie se atrevió a decir que el 15 de junio votaría por el menos malo.
No tiene mucho prestigio el presidente Santos, no se le cree al proyecto de paz, el que queremos que se concrete y se habla que le vendió el alma al diablo al hacer una serie de acuerdos con diferentes grupos y partidos con tal de llegar a seguir ocupando el Solio Presidencial, pero de una cosa si estoy seguro, que a la hora de la verdad sabrá hacer su jugada maestra, como buen jugador de póker que es.
Fueron muchas promesas, difíciles de cumplir y por eso es que me atrevo a decir que el ahora nuevamente Presidente está en la vaca loca, lo que quiere decir que está más enredado que un bulto de cachos diría el campesino normal y más comprometido que muchacho con novia embarazada. No quisiera estar en los zapatos de Juan Manuel Santos Calderón, y no solo porque veo difícil de cumplir todas las promesas que hizo, y los acuerdos para lograr su cometido, sino lo que se le viene más grande que es lograr sacar adelante el proceso de paz, para lo que se necesita sinceridad, honestidad y amor por el país y es cuando se debe tener la esperanza que las FARC ahora no lo cojan entre pecho y espalda a cobrarle, que por las conversaciones que están adelantando fue lo que le dio el triunfo.
Eso del proceso es un huesito duro de roer, por la falta de credibilidad y por no estar seguros de lo que piensen las FARC y lo que lleve el Gobierno al nuevo ciclo de conversaciones.
Pero hasta aquí no está todo dicho, decía una abuelita que estaba rezando, orando y no sé qué más por el pobre Juanpa, porque los cuatro años que se le vienen encima son bastante duros y difíciles y al ser preguntada el porque nos contestaba sabiamente “tener detrás a Álvaro Uribe, es pero que tener un mico al hombro”.
No soy muy amigo de atacar, pero al más calmado se le salta la piedra y quiero decirles con sinceridad que me sacó de quicio Martha Lucia Ramírez, siempre la he calificado como una mujer talentosa, con proyección presidencial, pero cuando entró al grupo de Uribe y sus muchachos se le apareció el odio y se le pegó el deseo de venganza de Uribe, de quien no nos digamos mentiras, lo que quiere es ver terminadas las FARC por la violencia, sin importar cuántas vidas inocentes más sean las que se pierdan, y no precisamente de los que estamos en las ciudades, ni de los que tiene un gran número de guardaespaldas, sino de campesinos.
Como fuera de bueno que el doctor Uribe reflexionara y aprovechara esa nueva oportunidad de confianza que le han dado los colombianos llevándolo al Congreso de la República y presentara proyectos y soluciones para sacar al país del caos, pero sin ataques y sin violencia y no dando a entender que él es el único que tiene la última palabra.
Hay gente que tiene miedo de lo que pueda suceder en el Congreso de la Republica a partir del 20 de julio cuando se inicie la nueva etapa legislativa, si será que va a haber paz o solo ataques como en las campañas políticas, lo que tiene bastante aburridos a todos los colombianos.
Hubiera sido mejor que el presidente Uribe, perdón, el congresista Uribe se hubiera quedado en ese lugar de privilegio y orgullo para quienes han servido al país y le hubiera dado paso a otros para seguir gobernando.
Como caldense me siento muy orgulloso de Oscar Iván Zuluaga, pues a pesar del regaño que le dieron en las toldas del uribismo por su discurso de reconocimiento del triunfo del nuevo Presidente, mostró su gallardía y su caballerosidad de un hombre digno de la raza y con lo que logró de respaldo en las urnas estamos más que seguros que son muchas las cosas buenas que le esperan en su carrera política.