sábado diciembre 21 de 2024

El fenómeno del Niño vuelve a poner en problemas al gobierno

Por: Edwar Rodríguez Rodríguez

Representante a la Cámara por el Centro Democrático

Nuevamente el fenómeno del “Niño” pone en aprietos al gobierno nacional que ha salido a enfrentar el vendaval con propuestas efectistas, anunciando una partida por 50.000 millones de pesos para conjurar la sequía y los efectos sobre la manutención de algunas poblaciones de la Costa y el Centro del país, una cifra que se queda corta, si se tiene en cuenta que ya son más de 127 municipios en 22 departamentos los que han comenzado a vivir los efectos climáticos.

En Colombia existen los expertos capacitados que conocen de cerca el fenómeno, sin embargo las alertas tanto de especialistas nacionales como internacionales, sólo sirven para hacer anuncios de momento, pero no para tomar las decisiones de fondo que se requieren para hacerle frente a los fenómenos climáticos que como el “niño”, terminan siempre cogiendo desprevenido y sin políticas serias de prevención para enfrentar y mitigar los efectos que terminan siendo devastadores.

Por ejemplo el gobierno durante el 2013 se gastó, según un informe de la Contraloría General 610.000 millones de pesos, una cifra nada despreciable en publicidad estatal para mostrar con bombos y platillos sus ejecutorias y sus campañas de imagen, y ahora que se viene un fenómeno climático como el que ha empezado a manifestarse en diferentes regiones del país, sale a anunciar una cifra irrisoria para hacerle frente a una situación de calamidad pública.

Entonces uno se pregunta, si esa inversión que se hace en imagen no debería ser revisada y más bien canalizada hacia este tipo de situaciones que afectan a la población y ponen en riesgo la seguridad alimentaria del país. No se trata de criticar, pero sí de buscar fórmulas para que los fenómenos como “el Niño” que se pueden prever con alguna anticipación, tengan el tratamiento preventivo y no reactivo como se acostumbra siempre, cuando ya la tragedia se nos ha venido encima.

El país sigue de espaldas a la realidad de las regiones y para evidenciarlo, basta con realizar una mirada a departamentos como la Guajira o la región del Casanare, para ver lo que está pasando con el tema del agua y su manejo, para analizar qué es lo que pasa con los recursos hídricos. Alguien debe responder, pero no con reacciones encaminadas a buscar titulares de prensa para contrarrestar la avalancha informativa causada por la sequía y los centenares de niños desnutridos, las miles de hectáreas arrasadas o las casi 40.000 reses sacrificadas, en momentos en que el gobierno de Juan Manuel Santos hace tránsito a otros cuatro años más de gobierno.

En la Gaujira el tema del agua potable ha sido un problema de nunca acabar, por eso durante el Gobieno del Presidente Álvaro Uribe,  se dio inició a la construcción del proyecto multipropósito del Río Ranchería para sanear la problemática de los habitantes y crear los medios contra futuras contingencias, sin embargo, el gobierno del presidente Juan Manuel Santos lo paró al señalar que se trataba de un “elefante blanco”,y hoy las consecuencias de la sequía las sigue pagando la población de esa basta región del país.  

Más allá de los anuncios hay que hacer el juicio a los corruptos, a la indiferencia estatal y juicio al seguimiento de las medidas adelantadas. Una cosa es girar minucias y otra buscar los correctivos y fortalecer las políticas de prevención para hacerle frente a los fenómenos climáticos con verdaderas propuestas que permitan que los daños sean cada vez menores.

Frente a la alta cifra que se gastan en sacarle brillo a la imagen y los gastos de publicidad, desde el Centro Democrático, proponemos que ese gasto se canalice hacia la inversión en los diferentes departamentos afectados por “el fenómeno del niño”.

Cada vez se hace más necesario trabajar de la mano de las CAR para generar investigación científica que permita mitigar este tipo de catástrofes ambientales para crear una planeación estratégica y poder reaccionar a tiempo y hacerle frente a fenómenos que, como el del «Niño pueden ser previsibles».

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