La razón de mi voto
Por: Sofía Gaviria Correa*
El 16 de julio de 1848, en el periódico “El Aviso”, el ideólogo y político José Ezequiel Rojas publicó el artículo “La razón de mi voto”, a través del cual manifestaba su apoyo a la candidatura presidencial de José Hilario López. Tal texto, en el cual Rojas proclamó una serie de aquellos que serían los principales principios liberales, es considerado como el acta de fundación del Partido Liberal.
Hoy, cuando, numerosas veces, a lo largo del día, soy interrogada, a veces de manera tendenciosa, acerca de la dirección de mi decisión en el próximo plebiscito, quiero explicar a ustedes cómo será mi voto.
– Mi voto será libre. He visto en despachos públicos resoluciones que anuncian que los funcionarios públicos sí pueden trabajar por el plebiscito. En un país en donde el mayor empleador es el Estado, cuya nómina, en los tres niveles, suma aproximadamente un millón de personas, el hecho de que se esté utilizando el fallo de la Corte para presionar a los funcionarios para que se comprometan con la campaña del sí, le repugna a mi esencia de demócrata y de liberal.
Si no se permite que la gente vote libremente, este plebiscito no será un verdadero mecanismo de refrendación, sino un mero acto de vanidad del Gobierno.
Exijo, tanto a las partes sentadas en La Habana, como a la oposición, que respeten totalmente el derecho de los ciudadanos a decidir libremente.
– Mi voto será secreto. El hecho de obligar a alcaldes, gobernadores y a demás funcionarios públicos a casarse públicamente con una posición, es una clara vulneración a la democracia. El voto secreto es un derecho constitucional y tanto los medios, como el Gobierno, las Farc y la oposición, tienen que respetarlo.
La presión por hacer público lo que, por Constitución, es secreto, es la violación de un derecho fundamental que garantiza la democracia, máxime cuando hay millones de colombianos, especialmente en la ruralidad, que están mucho más expuestos a esta, al habitar en zonas donde operan no solamente las Farc (que, ya, descaradamente, anunciaron que no entregarán las armas antes del plebiscio), sino también el Eln, las bacrim y otros grupos criminales, que constriñen la decisión del electorado, en un sentido o en el otro.
– Votaré sin miedo. Desde hace muchos años, he estado amenazada, como la mayoría de los colombianos, no solamente por las Farc, que secuestraron y asesinaron vilmente a mi hermano Guillermo, sino por otros actores armados, como el Epl, el Eln, los paramilitares y el narcotráfico, y por el cartel de los falsos testigos, que han atentado contra la integridad de mi familia. Sin embargo, de ningún modo aceptaría votar en contra de mis principios.
Por otro lado, el Gobierno y, por supuesto, las Farc están acudiendo al terror para impulsar la aprobación del plebiscito. El presidente dijo, la semana pasada, que, si este se perdía, el Gobierno se levantaría de la mesa, para continuar la guerra. Repitió, así, el chantaje, de hace un mes escaso, cuando anunció que la guerra vendría a las ciudades, si no se sella el proceso de paz. ¿Con qué autoridad, con esa amenaza de guerra permanente, llaman a la oposición guerrerista? La utilización del miedo por parte de los negociadores en La Habana y de sus colaboradores no puede ser calificada de nada distinto a guerrerista.
La gran mayoría de los colombianos alguna vez han votado con miedo. No se puede defender un voto por la paz basado en amenazas. Esta tiene que ser la votación de la esperanza y no de la extorsión y el miedo.
– El mío será un voto informado. El voto de este plebiscito no puede ser emocional, sino racional y ponderado, como debe ser una decisión que afectará el futuro de cada uno de los colombianos. Por eso, es fundamental que, antes de votar, contemos con toda la información necesaria para hacerlo a conciencia. Me preocupa grandemente que no se exija la firma del acuerdo antes del plebiscito. La idea es que los colombianos votemos cuando el fallo de la corte se publique en su totalidad y cuando los acuerdos con las Farc estén debidamente protocolizados. Cuando así sea, me tomaré mi tiempo para decidir.
Como víctima, como liberal, como congresista, como mujer, como ciudadana, exijo que mi partido, el Gobierno, los negociadores y la oposición respeten esos cuatro postulados, fundamentales para que los colombianos podamos depositar un voto realmente democrático que refleje el querer de esos ciudadanos empoderados, informados, libres, sin miedos ni presiones.
*Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado
Codirectora del Partido Liberal