Un baile loco
Por Esteban Jaramillo Osorio
No estaba James como hilo conductor, con su frecuencia en el pase desequilibrante que junta líneas, con su indiscutida influencia en el juego grupal y su visión de arco que domina el frente ofensivo. Tampoco Falcao, cuya ausencia se hace sensible con el paso del tiempo, porque ninguno como el frente a la portería. Era otro partido, otro oponente, con necesidades distintas a las de Paraguay cuando prevaleció el futbol físico, por encima de la calidad. El cuerpo técnico no lo entendió porque no hubo estrategia para ganar. Los mismos goles y errores del juego anterior contra Uruguay, con cabeceo ofensivo a pelota quieta y contra golpe con pases largos resolutivos. No se analizo al rival.
Era vivir sin las estrellas, como Argentina sin Messi o Brasil sin Neymar, lo que afectó el colectivo. Las soluciones a los atascos fueron individuales, por impulsos, pero nunca asociadas o combinativas. Cuando quiso Colombia, sobre el final, jerarquizar el juego con el balón, arrinconando al rival fatigado y rechazador, falto definición. El misterio del área no se pudo resolver.
Colombia no tuvo señales de identidad porque de nuevo se apostó al esfuerzo físico, que sin clase genera confusión, incapaz de imponer un liderazgo natural por la ausencia de calidad diferencial de sus futbolistas. No siempre corriendo se logra ganar.
La presión discontinua afecto la solidez defensiva. El espacio y la posesión se compartieron y las pocas llegadas de Uruguay generaron riesgos serios de derrota. El bombeo de pases no fue preciso lo que inhabilitó la versatilidad del juego acostumbrado y los últimos metros fueron escenario de un baile loco que debilitó las intenciones de triunfo.
No fue el de Colombia el rendimiento de un equipo ganador. Los cables se cruzaron, se ausentaron las ideas, la estrategia falló.
La mirada siempre estuvo en los futbolistas-choque como Sánchez, como Abel, al final los de mayor regularidad. Hermoso regalo el gol de Yerry Mina, se lo invento y lo resolvió, con clase, para sacarnos de angustias. La estadística es amiga, estamos en línea hacia el mundial, pero la irregularidad en el rendimiento produce dolores de cabeza. La solución esta en James, en la mejor versión de Falcao, si se puede recuerar, en la dinámica del juego colectivo que ellos saben transmitir.