Venezuela, por ser una dictadura, no debería ser garante en diálogos: Uribe
MIAMI, 23 de octubre_ RAM_ El expresidente fue entrevistado por EFE en el último día de una visita a Miami, en la que participó en un foro de expresidentes precisamente sobre el estado de la democracia en Venezuela.
Uribe fue aclamado hoy en un restaurante de Miami por centenares de sus compatriotas por haber sido el principal promotor del «no» a los acuerdos de paz del Gobierno colombiano y las Farc, la opción que triunfó en el plebiscito del pasado 2 de octubre.
Después de la victoria del «no», «Colombia está en un momento que requiere de delicadeza», pero, a juicio de Uribe, esa coyuntura es «mejor» que la que habría hoy si el pueblo hubiera dicho «sí».
«Si hubiera ganado el ‘sí’, hoy las 297 páginas del acuerdo de paz con la FARC habrían reemplazado a nuestra Constitución», señaló.
Sobre la manera de salir del punto muerto en que se encuentra el país tras el plebiscito, aseveró que si hay «buena voluntad» de parte del Gobierno y las Farc será posible reformar un acuerdo que como estaba podía haber hecho de Colombia «una segunda Venezuela».
A juicio del expresidente, el obstáculo principal sería que el Gobierno se empeñara en hacer «solo cambios cosméticos» para «distraer a la opinión pública y la comunidad internacional», pues son necesarios cambios de fondo, principalmente en justicia, elegibilidad (de los antiguos guerrilleros) y empresa privada, dijo.
A su juicio hay que darle «protección a las Farc en nombre de la paz, pero hacer reformas de fondo en nombre de la democracia». Si el Gobierno lo hace, «esto puede salir bien», dijo.
El expresidente considera que el acuerdo negociado en Cuba desde 2012, del que subrayó que con el resultado del plebiscito es «jurídicamente inexistente», no solo era un riesgo para la democracia colombiana sino para la economía del país.
Entre otras cosas mencionó que implicaba un «alto gasto público inflexible» para satisfacer a las FARC y generaba «pánico» por posibles expropiaciones. Ambas cosas hubieran afectado la competitividad del país y su atractivo para los inversores, además de crear «una crisis social», dijo.
Después de su reunión con la comunidad colombiana, Uribe almorzó hoy con políticos republicanos de Florida como el senador Marco Rubio y los congresistas Ileana Ross-Lehtinen, Carlos Curbelo y Mario Díaz-Balart, así como con el alcalde de Doral, Luigi Boria, de origen venezolano.
Hablando de Venezuela señaló que «como todas las dictaduras», el Gobierno de Maduro es «incorregible» y esta semana pasada cometió dos «atropellos tremendos», uno de ellos el hostigamiento de un avión civil colombiano por aviones de guerra.
«Los tiranos no hacen eso espontáneamente», dijo.
Pero sobre todo se mostró indignado con la decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de poner fin al proceso de recogida de firmas para activar el referendo revocatorio.
A juicio de Uribe, eso lleva a cuestionarse el hecho de que Venezuela sea uno de los países que acompañan el proceso de paz en Colombia y a subrayar que ese país no debería seguir siendo miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y debe «ser suspendido de la OEA, el Mercosur y la Unasur».
Uribe hizo un llamamiento a los militares, policías y jueces de Venezuela para que defiendan la democracia.
A los soldados les pidió «que no disparen contra el pueblo» y exijan que «la dictadura se haga un lado» y a los jueces que «no dicten sentencia» contra los que defienden la libertad y por el contrario «encarcelen a los verdugos de la democracia».
En referencia al exministro colombiano Andrés Felipe Arias, preso en Miami desde agosto pasado con vistas a su extradición a Colombia, donde fue condenado a 17 años de cárcel por un caso de corrupción, no dudo en calificarlo de «perseguido político».
Según dijo, cuesta hacer entender en otros países que en Colombia existe persecución política, porque antes la «Justicia colombiana gozaba de respetabilidad», pero hay que hacerlo.
Uribe, subrayó que su interés en echar por tierra el acuerdo con las Farc no tiene nada que ver con vanidad o egolatría, como algunos de sus críticos han afirmado.
«La vida oportunamente se encarga de quitar la vanidad», dice mostrando su pelo «irreversiblemente blanco» a los 64 años.
«Lo que pasa es que no quiero que mi patria corra el mismo camino que Venezuela», subraya.