En Colombia: la seguridad global, de la estrategia a la acción
Por Carlos Villota Santacruz
Twitter@villocol
Luego que, en Colombia, triunfará el no en el plebiscito por la paz, el pasado 2 de octubre, ante la sorpresa del Gobierno, de los opositores de la iniciativa y del planeta, quedo en la agenda pública la urgencia de parar la violencia de la mano de la seguridad, con el propósito de salvaguardar la vida de los ciudadanos, en particular en la frontera con Venezuela, sumida en una crisis sin precedentes, con pronóstico reservado.
Nunca como hoy, la tierra de los Nobel Gabriel García Márquez y Juan Manuel Santos –que recibirá el galardón el próximo 10 de diciembre en Oslo, Noruega- necesita pasar la página de la guerra, después de 5 décadas. La razón. La presente generación no quiere vivir en la incertidumbre que origina las acciones fuera de la ley, que ha cobrado miles de víctimas, en particular en departamentos como Putumayo, Nariño, Chocó, Cauca y Bolívar, cuyos habitantes marchan casi a diario, demandado que el Acuerdo de La Habana entre el Gobierno y las Farc, de un paso al futuro.
En otras palabras, el tema de seguridad debe pasar de la estrategia a la acción, con el protagonismo de Colombia, desde una acción local con visión global, con capacidad de tender puentes con Europa y América Latina. De entrada, el primer gran debate dentro y fuera del país, girará en torno a la reforma de las Fuerzas Armadas, que necesariamente — -en mi opinión- debe pasar un proceso de internacionalización, acompañado por una presencia en el territorio que facilite el trabajo del Estado.
En esencia la construcción de la paz ya no es un tema solo de Colombia y los colombianos. Es un tema de agenda global. Un hecho que abre una ventana, a encontrar una salida al “túnel de sombra” que dejo el resultado del plebiscito, cuyo debate aún no termina, detrimento de los temas neurálgicos que necesita solucionar el país como la crisis fiscal, la deuda externa y la crisis del campo.
En esa instancia, Colombia como Estado tiene muchas tareas pendientes en lo interno y lo externo. La nueva cultura política, entendida como pedagogía de paz, debe nacer y gestarse desde los municipios, que reclaman una nueva concepción de ciudad y ciudadanía, que les proyecte al mundo. [email protected]