El Ojo del Halkón Todos debemos poner de nuestra parte
Por Rubén Darío Mejía Sánchez
En un recorrido por los diferentes programas de opinión, uno se puede dar cuenta que en Colombia en vez de valorar a las personas las estamos volviendo indignas e incapaces, y lo más curioso del caso es que eso comienza desde la casa, cuando no se valora lo que hacen los niños y los jóvenes y se creen que los mayores deben de hacer todo y mantenerles las cosas en bandeja de plata.
Muchos padres creen que deben de alcahuetear a sus hijos ayudándoles a hacer las tareas y a solucionar los propios problemas de la edad, en vez de entregarles herramientas para que puedan enfrentar un futuro y sacar adelante sus propios proyectos.
Es cuando vemos que los muchachos no tienen horizontes marcados, porque son los padres los que les hacen todo y les ayudan con dinero a que todo sea más fácil, sin exigirles que deben de enfrentar los problemas y responder por sus obligaciones por pequeñas que estas parezcan.
Hoy que nos rompemos las vestiduras por la corrupción que se está tragando al país, podemos hacer un análisis de conciencia para darnos cuenta que todos somos responsables por lo que está sucediendo y somos responsables porque hemos evitado que la gente trabaje y se gane la vida de manera honrada, consiguiendo las cosas de manera fácil en tareas fuera de la ley y volviendo pordioseros a quienes son de escasos recursos económicos, los que desvalorizamos y no orientamos de manera tal que puedan salir adelante y no quedarse esperando un pan que se le lance desde los escritorios, que por lo contrario, busquen la manera de trabajar y superarsen para alcanzar cosas valiosas, que los hagan sentir orgullosos en medio de la sociedad y de sus propias familias.
Cada mes recibimos el informe sobre el desempleo en el país y cuando analizamos lo que está sucediendo, en parte es responsabilidad del Gobierno que no estimula a las empresas rebajando en parte los impuestos, sino que cada día la situación se pone más cara y hace que muchas empresas cierren sus puertas y las fuentes de trabajo sean cada día más escasas; pero hemos visto en algunas regiones como en el Eje Cafetero que los trabajadores de entonces que eran un verdadero ejemplo, se han sentado a mirar para el cielo y a esperar el giro de una o dos personas de la familia que se atrevió a viajar al exterior tras el sueño americano o europeo, convirtiendo de esta manera la remesa en el único modus vivendi para una población, principalmente joven, que se está dejando ganar de la pereza y no mira que debe de hacer esfuerzos para sacar adelante y poner en marcha sus propios proyectos y de la región.
Estamos equivocados cuando creemos que el Estado es el que debe de darnos todo, nos hemos convertido en dependientes desde niños y seguimos dependientes hasta la mayoría de edad y no damos nada, creemos que todo no lo deben de dar y es así cuando vemos en los medios de comunicación que algunas personas por no decir todas, porque hay muchos que sí hacen el esfuerzo de salir adelante, se lamentan y solo piden y piden y nunca dicen estamos listos para dar y para sacar al país adelante.
Muchos creen en los políticos y aquí sí que están equivocados, porque hay personajes de estos que ofrecen puentes donde no hay ríos y donde el rio va a llover hacia arriba y las soluciones van a llegar como por arte de magia y después de ser elegidos se olvidan de quienes depositaron su voto y de quienes le hicieron calle de honor para que alcanzaran llegar a los altos cargos del Estado.
El proceso de paz es un buen programa, es un gran programa porque debe construirse desde cada uno de nosotros y no estemos seguros que con lo logrado en los diálogos de La Habana llegó la paz de un momento a otro; muchos de los nóbeles que estuvieron en Colombia hace una semana estuvieron de acuerdo que el camino de la paz es largo y tortuoso, cada quien debe dar de lo suyo, tanto el Gobierno, como los sectores políticos y la ciudadanía en general, porque la paz no se da, se construye.
Recordemos una cosa muy cierta, la paz tiene muchos enemigos, porque una cosa si es segura que para muchos personajes de la vida nacional es más importante la guerra, que es la que da dinero rápido y porque no poder que es lo que le importa a ciertos sectores de quienes manejan al país.
Los intereses mezquinos no dejan que el país progrese y principalmente aquí que una acusación no se le niega a nadie y en donde no estamos prestos a mostrar las cosas buenas sino las equivocaciones de nuestros semejantes, porque como decía mi abuela “nos tiene jodidos eso de vivir comiendo prójimo y acabando con la honra de los demás”.
Algunos de los ilustres visitantes a la Cumbre de Nóbeles estaban extrañados como se presentaban más problemas en la búsqueda de la paz que en continuar los enfrentamientos entre hermanos, cuando ya han bajado los asesinatos por problemas de la violencia y donde se hacen esfuerzos para evitar que la inseguridad en los pueblos y ciudades vaya bajando, lo que sería posible si los desplazados por la violencia pudieran regresar de nuevo al campo a cultivar y a mantener la mente de los jóvenes ocupadas en sus estudios y en el deporte sano.
En los canales de televisión se está haciendo apología del delito, no por una o dos series que hablen de este cáncer que se carcome a la sociedad, sino porque en sus informativos le den primeras planas a la actividad delincuencial y de las dos horas que dura un noticiario, una y media estén dedicadas exclusivamente para hablar de asesinatos, violaciones y otros delitos, convirtiendo en grandes personajes a quienes infringen la ley y no sacando tiempo para hablar de aquellos que calladamente hacen cosas buenas por el país.
El Congreso de la República anda muy mal, el ciudadano común y corriente ya no le cree, los políticos han perdido su rango y los mandatarios están en la boca de todos, con calificaciones que a veces son injustas, porque los que están haciendo son descalificados y los que no hicieron se les dejó pasar el tiempo en medio de trabas ante la justicia para demostrar su inocencia.
La justicia a veces da la esperanza que comienza a mejorarse, el Fiscal General de la Nación, el Procurador y el Contralor, parece vuelven por el camino por donde deben de ir, aunque hay que tener cuidado cuando se dan declaraciones a los medios de comunicación y más ahora que estamos pasando por la era del amarillismo y de la mala formación de quienes deben de preguntar y opinar sobre los hechos del país.
No estoy de acuerdo con tanta prensa que se le está dando a una pelea de comadres como en el caso del vicepresidente Vargas Lleras y el venezolano Diosdado Cabello, este último un personaje nefasto, como su presidente, para la región y me parece mal porque Vargas Lleras debió quedarse callado y la prensa no darle tanta importancia al personaje de marras.
Esperemos a ver qué pasa con los que han criticado tanto al presidente Juan Manuel Santos, a ver si cuando lleguen al poder están en condiciones de encontrar las soluciones a los problemas que dicen que este no logró y que peligro que estén anunciando que en caso de llegar al poder le van a hacer cambios fundamentales al proceso de paz, actuando con una ignorancia tal, sin darse cuenta que para que hallan acuerdos hay que ceder, y en este caso nadie quiere sentirse perdedor y no creo que las FARC estaban en condiciones de salir del monte, dejar sus armas e irse a un calabozo, perdiendo su propia libertad.
No entiendo porque el miedo a que llegue la paz y el progreso al país mediante el diálogo, la colaboración y la responsabilidad de todos.
La historia que dicen que es la que califica a los hombres públicos, tendrá que descalificar a muchos personajes de nuestra época.