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Profesor colombiano quedó entre los 10 mejores del «nobel de la educación»

19 marzo, 2018 Bogotá, Educación

Profesor, Luis Miguel Bermúdez 

El profesor Luis Bermúdez, quedó entre los 10 finalistas de este premio otorgado por la Fundación Varkey, y al que se postularon más de 30.000 docentes de 173 países

El docente del colegio distrital en Suba, logró reducir de 70 a 0, el número de embarazos en el colegio Gerardo Paredes para también disminuir el porcentaje de deserción escolar en los últimos 4 años, con lo que ganó el premio Compartir al Maestro en 2017

Desde que inició este reconocimiento de la Fundación Varkey en 2015, solo cinco maestros colombianos han obtenido el privilegio de estar en el top 50 de los mejores profesores del mundo: Katherin Franco de Medellín, Jhon Echeverry de Envigado, Carlos Sánchez de Santander y Alexander Rubio y Luis Miguel Bermúdez de Bogotá. Todos ellos, docentes de la educación pública. Solo Luis Miguel ha alcanzado la lista de los 10 mejores.

Luis Miguel habla con franqueza en sus clases, como si fuera uno más de los jóvenes estudiantes que atentos lo escuchan desde sus sillas.

“Cuando una chica pasa y hay un grupo de muchachos, todos la piropean, y ¿qué pasa con el que no dice nada? De una le dicen que es gay”, comenta mientras los más de 100 estudiantes que atienden a esta clase especial se ríen.

La clase de Bermúdez es un espacio libre en el que se habla de todo, de sexualidad, igualdad, los roles femeninos y masculinos, la identidad y el respeto.

Algunos padres de familia se sorprenden con lo que este profe, que hoy está entre los 10 mejores del mundo, le enseña a los adolescentes. Aunque irónicamente el mayor tabú no está en la sexualidad, sino en los temas de equidad de género.

“Cuando mamá escucha a su hija decir palabras como reivindicación o violencia de género, comienzan los problemas, dicen: “oiga, ¿a usted qué le están enseñando en el colegio? Yo no quiero que usted se vuelva como esas feministas que defienden sus derechos, usted es una señorita de su casa”, dice.

Según sus estudiantes, el cambio en el ambiente escolar se nota.

“Él nos enseña a tomar decisiones sobre nosotros mismos y no tener en cuenta los estereotipos que la sociedad nos genera. La sociedad nos reprime diciendo que el hombre tiene que ser fuerte, que tiene que mandar, y eso genera un machismo”, dice Cristian Martínez, estudiante de grado 11.

Con la pedagogía, el colegio logró disminuir la cifra de embarazos adolescentes desde 2014 a 2017, llegando solo a un caso registrado.

Por qué el profesor colombiano Luis Miguel Bermúdez está entre los 10 «mejores maestros del mundo»

 

Cecilia Barría

BBC Mundo

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El profesor está entre los 10 finalistas para ganar un premio de US$1 millón entregado por Bill Gates. (Foto: gentileza de Miguel Ángel Bermúdez)

«Aquí en el colegio tenemos que enfrentar problemas con células de grupos armados, desplazamientos forzados, discriminación de migrantes, xenofobia, microtráfico, pandillas juveniles, grupos delincuenciales, pobreza extrema, violencia intrafamiliar», le dice a BBC Mundo el profesor colombiano Luis Miguel Bermúdez.

Fue elegido uno de los 10 mejores maestros del mundo, convirtiéndose así en uno de los finalistas para ganar el premio Global Teacher Prize, auspiciado por Bill Gates y conocido informalmente como el «Nobel de Educación».

Bermúdez trabaja desde hace siete años en el colegio Gerardo Paredes, ubicado en el corazón de Suba Rincón, un barrio periférico considerado como uno de los más violentos de Bogotá.

Inicialmente su proyecto educacional —por el cual fue reconocido— apuntaba a frenar la violencia de género y la deserción escolar. Pero a medida que él y su equipo fueron investigando el tema, se dieron cuenta que uno de los mayores problemas era el embarazo adolescente.

El maestro trabaja en el colegio Gerardo Paredes de Bogotá. (Foto gentileza de Miguel Ángel Bermúdez)

«Para las familias de esta localidad es muy importante mantener la virginidad de sus hijas hasta el matrimonio. Aquí una niña virgen vale más que las que han tenido relaciones sexuales», cuenta.

«Una niña me dijo que, si ella usara algún método para prevenir el embarazo, sería como dibujarse una»P» grande en la frente para que la vieran como la «puta» o la «perra» del barrio», explica.

«Los métodos de planificación se volvieron un estigma cultural. Y cuando un adolescente va a comprar un condón en la droguería se ríen y se lo niegan».

Ante esto, Bermúdez diseñó un sistema para modificar esas creencias a largo plazo. Tomó cerca de cuatro años cambiar varias ideas arraigadas en los adolescentes y sus familias.

Promovió el uso del preservativo en la escuela y garantizó el acceso seguro a los estudiantes a los métodos para prevenir el embarazo.

En el colegio los embarazos bajaron de un promedio anual de 70 casos, a solo 1.

No fue nada fácil. Hubo resistencia de parte de algunos profesores, padres y autoridades religiosas.

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«Las madres, especialmente, no querían escuchar nada sobre la reivindicación de los derechos de las mujeres», cuenta el profesor.

Sin embargo, logró seguir adelante.

«Teníamos una tasa histórica de unos 70 embarazos al año. Y en 2017 tuvimos un solo caso», dice Bermúdez.

Menos deserción, menos violencia

«Al bajar los embarazos, se acabó el fantasma de la deserción escolar, mejoró la convivencia porque ahora hay menos riñas violentas y disminuimos la vulnerabilidad de las niñas para que no cayeran en el trabajo informal».

Por otro lado, hubo una intervención en el colegio para difundir el respeto a las distintas orientaciones sexuales.

«Aquí a los chicos homosexuales los golpeaban, los humillaban. Muchos intentaron suicidarse. Los maltrataban en las casas, o la policía en la calle. Entonces logramos que en este colegio fueran aceptados y pudieran hablar abiertamente sobre su sexualidad», cuenta el maestro.

«Me sentía en las nubes», dice Bermúdez. (Foto gentileza de Miguel Ángel Bermúdez)

«Y logramos desnaturalizar el abuso infantil. Acá había una complicidad de muchas familias en el abuso sexual de sus hijas, especialmente por padrastros y personas cercanas a la familia».

«A veces la desesperación económica obligaba a algunas madres a prostituir a sus hijas para pagar la renta o comer. Eso sucedía desde los 8 o 9 años».

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Bermúdez dice que inventaron un sistema para que los propios niños se atrevieran a denunciar los abusos: en vez de reportárselo a un adulto, contarle su experiencia a otro alumno. Y también funcionó.

Esos resultados fueron reconocidos por la Fundación Varkey, de Bill Gates, que cada año entrega US$1 millón al «mejor profesor del mundo».

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Y quedar entre los 10 finalistas es un reconocimiento internacional que pocos maestros consiguen.

«Cuando supe la noticia, me sentía en las nubes. No solo por mi, sino que por Colombia. Y cuando llegué al colegio me recibieron como un héroe. Fue algo muy emocionante», dice Bermúdez, que actualmente cursa un doctorado en Educación y quiere seguir trabajando en el futuro en la prevención del abuso sexual infantil.

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