miércoles diciembre 18 de 2024

El Jodario MEMORIA DE SANTOS

Gustavo Álvarez Gardeazábal

He terminado por fin de leer,subrayar y hacer anotaciones al comentado libro de memorias de Enrique Santos Calderón. Aunque es un libro que digerimos quienes fuimos sus contemporáneos, escrito con la prosa fluída que acumuló y pulió con el oficio ,me temo que las generaciones actuales que dominan ahora al país, como le tienen miedo a la historia ( acaso para poderla repetir sin  verguenza) y no confían en la palabra escrita,ni aprenderán de su lectura ni  convertirán este libro en herramienta de su futuro. En modo contrario, quienes estamos terminando el periplo vital ,y todavía creemos más en las ideas convincentes que en la violencia camuflada que ejerce las redes cibernéticas, y pretendemos comunicarlas, nos deleitamos y todavía aprendemos  y gozamos con la revisión histórica de la patria en la pluma de un testigo y actor que de muchas maneras ayudó a construirla.

Eso no quiere decir que el libro posea una nueva forma de escribir las memorias. Tiene todos los defectos que engendra la vanidad de contar lo vivido. Pero también tiene todas las virtudes de quien habla casi como arrepentido, bañado en la madurez de las equivocaciones o vanagloriándose  egoístamente del acierto en muchas otras. Pero como Enrique Santos nunca fue ni funcionario público,ni presidente,ni vicepresidente como muchos de los suyos, aunque estuvo dentro del más profundo núcleo del poder que concibió el doctor Eduardo Santos, sus recuerdos maquillados y sus versiones autoprotectoras terminan llenando paradójicamente de satisfacción al lector que siempre pretendió encontrar la explicación de tantas cosas que vivimos pero nunca entendimos o de tantas otras que  sospechamos, porque así hubiesen sido contadas por “El Tiempo” de los Santos, jamás podrían haber sido   verdades.

@eljodario

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Publicado en Diario ADN, diciembre 14  2018

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