¿Quebrados?, ¡Mamola!
Aunque sigue moviendo sintonía e ingresos millonarios, el futbol, que tantos consideran terapia o droga, pierde aceptación y respeto dentro de la comunidad que le sigue. Se acrecienta el desencanto por los partidos que se juegan sin gol, aplaudidos por los expertos en pizarras y tácticas defensivas, que rechazan la osadía.