
Manizaleños con agallas
Para el Pecoso Castro el fútbol es pasión, es obsesión. Brillan sus ojos al hablar de la pelota y de los protagonistas del juego. Cuando dirige no permite, ni se permite, concesiones porque entiende que su tarea es aunar un equipo y proyectarlo, potenciando las virtudes de sus futbolistas hasta sacar de ellos el provecho máximo. Liderazgo puro.