Claro que tengo FE!
Nos encanta hablar y despotricar, nos fascina acabar con la gente, comer prójimo (como decimos en mi tierra)… Por qué es tan difícil hacer los análisis con cabeza fría. Reconocer lo que está mal sin perder la altura, la gallardía, pero lo que es más importante: sin ser «desagradecidos» ni «ingratos»…