El futbol como felicidad pura para liberarse con el balón y los goles, de los malos momentos.  Ante Chile, con los guayos al revés, mediocre en sus límites, una mezcla de tortugas y estatuas, inofensivo como un oso de peluche, no le tembló el pulso.

El fútbol de la gente, el del espectáculo. Por encima de pizarrones y entrenadores obsesionados por tácticas y resultados. Vivaz, ofensivo, voraz, con tolerancia a los errores, fortalecidas las habilidades ofensivas.

Desde su llegada al Ministerio del Deporte la miraron de reojo las clases políticas discutidas y dominantes. No pudo defenderse de la jauría que la acorralaba. Era incómoda para sus intereses. A diario negociaba con el diablo, con desventaja,

Espero la vacuna, sin bajar la guardia. Sigo en encierro, en severo confinamiento, sin necesidad de reglas desde el gobierno. El cubrebocas es básico en mi vestuario y vivo a 9-15. Sé que conservo gusto y olfato y que hasta ahora gano el combate.

Los supuestos compradores del Once Caldas, después de muchas dilaciones, se silenciaron. Tras meses de espera, su oferta final fue por el diez por ciento del club. Conclusión: Preferible seguir como hasta ahora, antes de negociar entre tinieblas con potenciales socios con propósitos desconocidos.

En medio de la crisis el fútbol asoma la cabeza. Próximos a volver los torneos internacionales. El local, en tensa espera, aunque el gobierno ya subió el pulgar para favorecer su regreso. Sobre esto, libre y directo,  en esta entrega.