El ojo maricón y el peluquín
No sé qué pretendió el periodista al afirmar que Sebastián Montoya, cuando falló el suyo en serie de penales que definía el futuro de Millonarios en copa Suramericana, tenía mirada maricona.
No sé qué pretendió el periodista al afirmar que Sebastián Montoya, cuando falló el suyo en serie de penales que definía el futuro de Millonarios en copa Suramericana, tenía mirada maricona.
El futbol contra el futbol, con celeridad en la autodestrucción. El pregonado juego limpio, transformado en juego sucio. Escándalo tras escándalo se mancha la pelota en Colombia, con la indiferencia de la autoridad que se hace sospechosa, por su tolerancia.
El gol del empate ante Chile, sin lujos, hijo del azar y no del juego, que salió de la nada en el último suspiro. El balón loco en el área por el mal manejo de rebotes, que regresó obediente al zapato de Falcao, cuando el partido agonizaba y los sueños se desvanecían.
Futbol de pandemia en el que los equipos pagan un costoso peaje por los largos confinamientos. Se ven irregulares, bajos de forma, sin sensibilidad en el golpeo, e irresolutos frente a las porterías. Con errores defensivos por la falta de entrenamientos. Se juega como se entrena y viceversa, y las prácticas grupales no han sido suficientes.
Dayro Moreno vive de los goles. Con ellos le da sentido a su futbol y genera un ambiente ganador. Salta de las sombras críticas, al delirio de los hinchas. Siempre dejo huella, entre fiestas noctámbulas y goles de ensueño. Un parrandero indultado por su pericia con la pelota, frente a la red.
Sin James como protagonista porque ya tiene club, sin el escándalo Messi, a quien muchos dieron la despedida lanzándole piedras, mientras sus seguidores festejaron su arrepentimiento, el mundo del balompié se adapta con rigor a su nueva vida, con flexibles encierros.
La intempestiva renuncia de Lio Messi al Barcelona, al que le juró amor eterno, no es frivolidad, farándula o traición. El caso tiene mucho de show, por la envergadura de su imagen; e impacto económico, jurídico y deportivo para su club, la liga Española, y aquellos que desean contratarlo.
Labor de equipo, por encima de la suntuosa individualidad, para dominar la copa. Y no estaba James Rodríguez, quien huyó del frío, buscando la noche de Madrid, cuando era estrella y puntal del cambio.
De la gloria al espanto. Adorado por millones, que valoran su talento inigualable. Lapidado con desmesura. Ídolo incomprendido. ¿Qué pasará cuando se vaya?
A Palavecino, antes de llegar al Once Caldas, recomendado por el ex jugador del Deportes Caldas One Cativiela, lo rechazó el Cúcuta Deportivo por feo. Libre de Argentinos Juniors, en la primera en su país, tuvo su primer contacto con el entonces Gerente del club, Carlos Fernando Giraldo, quien, sin dudarlo, dadas las referencias, lo contrató.