Porque conocí la guerra, hoy quiero la paz
Yo que nací bajo el fragor de las balas de los “chulavitas” y los gritos desentonados de liberales y conservadores; que sobreviví en Bucaramanga –mi tierra amada- a la violencia política que siguió tras la muerte de Jorge Eliécer Gaitán; que vi cómo se alzaban las llamas provocadas por la intransigencia política que redujeron a cenizas el diario “El Demócrata” en el cual mi padre José Antonio Mantilla Gómez