Con la naturaleza no se juega
La vanidad humana – todavía muchos se creen el cuento de que somos «el rey de la creación» – hizo que como Humanidad olvidáramos que por encima de las normas sociales, creación humana, y de las ambiciones de las personas – infinitas, materialistas, inmediatas, egoístas y no solidarias – están las leyes eternas de la naturaleza que conforman un todo interdependiente, generador del equilibrio que le da continuidad a la vida;