Territorios de paz
Todos los habitantes del mundo tienen derecho a exigir y luchar por erradicar la presencia armada de cualquier tipo, color o intereses, de sus territorios. Vivir en paz es el mayor y respetable derecho de los seres humanos.
Todos los habitantes del mundo tienen derecho a exigir y luchar por erradicar la presencia armada de cualquier tipo, color o intereses, de sus territorios. Vivir en paz es el mayor y respetable derecho de los seres humanos.
Definitivamente el hombre se ratifica como el mayor depredador del planeta. Siempre estamos buscando como destruirlo, como acabar con todos los ecosistemas y con sus habitantes. No utilizamos la inteligencia para el bien de la humanidad, sino para ver cómo nos destruimos los unos contra los otros.
Desafortunadamente la barbarie contra la mujer no disminuye y está muy lejos de desaparecer en nuestro país. A diario en todos los medios de comunicación estamos registrando denuncias de femenicidios, atropellos, acosos sexuales y laborales contra el sexo femenino. Pero lo más grave es que se está dando en varias instituciones oficiales y privadas y en el deporte colombiano.
Los llamados falsos positivos, montajes judiciales, falsos procesos, capturas ilegales, etc., siguen vigentes en nuestra sociedad con grave detrimento de la majestad de la Justicia.
Hoy en día, la humanidad se ve obligada a acostumbrarse a la idea de que los efectos nocivos para la naturaleza y la salud humana, siempre estarán presentes en el sector energético por los riesgos ambientales potenciales.
El deporte en todas sus expresiones da gloria y alegría a todo un país, haciendo renacer el orgullo patrio. No hay derecho a que unos críticos y otros sin oficio se dediquen a denigrar y a acabar con los deportistas porque no ganan una competencia, o porque se retiran de una competencia o porque no alcanzan los objetivos trazados o porque no pueden llenar las expectativas de los fanáticos.
Inusualmente, en esta columna voy a tratar tres temas diferentes, pero que atañen a lo que nos está pasando a los colombianos porque son situaciones que nos crean incertidumbre y apesadumbran el alma.
Aunque la violencia en nuestro país sigue y se acrecienta nuevamente, no podemos desfallecer. Me niego a creer que con la llegada del nuevo presidente, Iván Duque Márquez, se vaya a recrudecer la guerra nuevamente.
Se les dijo, se les advirtió, se les informo, se les previno, se les imploro atención e hicieron oídos sordos, al clamor de la Contraloría General, de los entes ambientalistas y de los habitantes de la zona, y preciso vino la tragedia. Exactamente lo que paso con Armero en el Tolima. La tragedia anunciada, ahora en Santander, derrame de petróleo en la quebrada Lizama.