Al maestro, con amor-humor
Ya que estamos de muchos diez años de la muerte de García Márquez recordaré que nunca le dije Gabo o Gabito, ni Gaba o Mercedes a su mujer quien estudió en La Presentación, de Envigado donde también estudió mi primera novia, no lo acompañé en su viaje en tren a Aracataca, no lamenté el nocaut que le propinó Vargas Llosa porque nos habríamos perdido las fotos con el ojo colombino